La lucha por la igualdad, no por guerras de género: reconstruyendo nuestros valores.
Detente si has escuchado esto antes: hace décadas, nuestras abuelas y madres lucharon arduamente por la igualdad. Querían las mismas oportunidades que los hombres, un trato justo en el lugar de trabajo y el derecho a opinar sobre el futuro de la sociedad. Su lucha no era para ser mejores que los hombres, sino para crear un mundo donde las mujeres tuvieran las mismas oportunidades de triunfar, ya sea en una carrera, como madres, o en ambos roles. Últimamente, he tenido conversaciones y encuentros difíciles con mujeres que se llaman a sí mismas feministas o expertas en género, y me han dejado un mal sabor de boca. La dirección que parece estar tomando este movimiento me preocupa. Como madre de dos hijos, quiero ayudar a construir una sociedad inclusiva y justa, una que no cree el tipo de desequilibrio que veo que muchas feministas radicales están promoviendo. En lugar de igualdad, estamos viendo otra cosa. El feminismo radical ha dejado a muchas de nosotras, y especialmente a las mujeres